En el Domingo de Ramos

Buenos días Padre, buenos días Jesús.
 
Hoy rememoraremos un día grande, especial. ¿Lo recuerdas? Subías contento desde el este las cuestas que te llevaban a Jerusalén. Las gentes te aplaudían, los tuyos estaban entre felices y dubitativos. Tu ibas sonriendo y saludando a todos aquellos que te alababan y compartías su alegría. Era un día soleado como hoy aquí en Lleida, aunque algo ha cambiado, apenas hay nadie en la calle, nadie sale a recibirte, no se ven palmas ni se oyen cantos de gloria. Pero tranquilo, no es que te hayamos olvidado, simplemente las circunstancias han cambiado. Hemos decidido, que este año te vamos a acompañar de otra manera. No me equivoco si te digo, que además ese acompañamiento va a ser probablemente más sentido, más auténtico, más buscado, más sincero. Se genera empatía cuando se consigue ponerse al mismo nivel anímico del que tienes delante.  Tú estos días te vas a convertir en un ser sufriente, nosotros movidos por la situación actual estamos también sufriendo los avatares de esta epidemia. Algunos están muriendo si, muriendo solos, como solo te encontraste tú esos días. Ya ves, esta vez, compartir el dolor puede que no vaya a ser tan difícil. Hay tantas cosas que vamos a poder poner en común esta semana, que puede que acrecienten la compañía mutua.
 
Pero hoy disfruta Señor, es tu día grande, no hagamos “spoilers”. Te has convertido en un líder, un líder imperecedero, tu bondad perdurará hasta el fin de los tiempos. Tu misericordia alcanzará los confines de la tierra. Hoy te alabamos; convertiremos las palmas vegetales de loanza en tu nombre en palmas de aplauso que concentrarán gratitud para otros hombres, que de manera discreta están luchando por una humanidad más sana y más justa. Y tú veras en ese gesto, que tu testimonio, tu vida no ha sido un fracaso ni ha sido una muerte en vano. Cada muerte es una resurrección, cada vida una posibilidad de contemplar, vivir y servir a la creación. Y el sentido de todo esto nos lo diste Tu, mi Señor. Por todo ello te alabo y doy gracias. 
 
Y rezo:
 
“Senyor Jesús, amb aquesta palma imaginaria t’acompanyem avui per recordar la teva entrada a Jerusalem. I et demanem que ens acompanyis amb la teva alegria, a la nostra família i a tot el món en aquests moments difícils. També et demanem que ens converteixis en testimonis del teu amor i pau. Que el nostre testimoni de vida transmeti a aquells que més ho necessiten la fe d’aquells que vivim amb la confiança posada en Tu.” (Pregària.cat).
 
Amigos, me despido así hoy de vosotros. Buena jornada. Buen Domingo. 
 
Abrazos y palmas al aire, que suenen fuerte. Empieza la semana de acompañamiento.
 
 
Emili Reimat

Contacta

Parròquia Sant Ignasi de Loiola de Lleida

Plaça Espanya 4, 25002 LLEIDA

973 271099

secretaria@stignasi-lleida.org

Web propietat de la Parròquia Sant Ignasi de Lleida © Tots els drets reservats

Avís legal